Los cien lenguajes del niño

domingo, 21 de junio de 2009



“Los niños tienen 100 maneras de expresarse, pero les robamos 99”, postulaba Loris Malaguzzi, creador de un innovador sistema de enseñanza mediante el arte en los jardines infantiles y salas cuna. Este método, conocido como Reggiano, por tener su origen el pequeño pueblo italiano Reggio Emilia en la década del 70, se basa en dar a los niños todas las posibilidades de creación, conocimiento y expresión, para que sean ellos los formadores de su propia cultura.
Hacer es la forma de aprender.

El método creado por Malaguzzi es mucho más que llevar el arte a la sala de clases. Tiene que ver con el compromiso completo de la comunidad en la enseñanza de los pequeños, para facilitar su comunicación e intercambio con el mundo.

La historia ha enseñado a los docentes en todo el mundo el manejo prudente entre ideología, pedagogía y utopía. Creo que el análisis de las escuelas de Reggio Emilia ofrece una mirada interesante al respecto, enmarcada ella en un enorme respeto por el ser humano. Agradezco enormemente a los profesores Licenciados María Victoria Alfieri y Carlos Tomasini el interés que han sabido despertar sobre este tema. Aquí va la información:

Reggio Emilia es una provincia del centro de Italia. En un poblado desolado y destruido por la Segunda Guerra Mundial, las mujeres sobrevivientes decidieron que el primer paso de la reconstrucción debería ser el levantamiento de una escuela. Este símbolo del esfuerzo educativo de Reggio Emilia se fue consolidando lenta y constantemente.

El trabajo pedagógico de Reggio Emilia se ha ido haciendo cada vez más famoso y se ha convertido en fuente de inspiración para investigadores, pedagogos y personalidades de la política y la cultura. La revista estadounidense Newsweek declaró a una de las instituciones para la primera infancia de Reggio (llamada Diana) como la mejor del mundo.

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